Toma. Algo diferente.

- Si. Me reitero.
Hay un pequeño paso entre la furia del enfado y la furia de la pasión desatada.

- Encantado de saberlo.

- ¿de saberlo?

- Claro.

- ¿No lo has sentido?

- Me da la sensación de que no.

- ¿Ni siquiera has comprobado en alguien esa sensación?

- No. Es mi primera vez.

- Genial.

- Enséñamelo tú. ¿Y ahora que toca, Mia?


Mia se paró un segundo. ¿Qué podía decirle?. Igual era eso. No tenía que decirle nada y actuar. Ya se sabe. A veces es mejor actuar que hablar. La cuestión estaba en como demostrar esa sensación "furiosa" en un acto totalmente apasionado. En realidad, la daba vergüenza. Iba a actuar - no actuar de ponerse en el papel de otra persona - como alguien que llevaba dentro pero a la que costaba salir. Algo así como La otra Mia.
La habitación era perfecta. La luz era lo suficientemente tenue y la situación era lo suficientemente ... tensa.

Tensión en todos los sentidos. No era la primera vez que estaban allí ni que eso sucedía. Pero algo en el ambiente era diferente. ¿Ella quizás? No hacían falta factores externos, ni "drogas de diseño". Era algo así como el momento. Más bien, la ausencia. Curioso. La pieza se había extraviado, pero ahora estaba justo ahí. Había que aprovecharla.

Por mucho que la palabra fuera enséñamelo, en realidad quería decir "venga, atrévete". Se conocían, pero la furia y Mia no solían aparecer juntas.
Mia se quedo mirando al frente y decidió lanzarse a la piscina.
El acto siguiente: la mayor fusión (¿o era furia?) del mundo. Por fin.

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