SMS

Smile Me Softly...

Suspirar. No, no es sonreír. Pero también alivia. Mia suspiró al colgar el teléfono, tras una conversación en la que, sí, había sonreído (y reído, que no es lo mismo). Pero no era suficiente, no aliviaba. Se quedó totalmente tirada en la cama mirando al techo. Buscaba algo: las estrellitas. Esas famosas pegatinas que todos pegaban en las habitaciones para simular dormir con la pequeña pero agradable luz de las estrellas. Tal y como si estuvieras tirado en el campo, observando a cada una de las constelaciones. Pero no estaban. O por lo menos Mia no las veía. Un asco. Pero fuera por lo que fuera no podía parar de mirar. Siempre la habían gustado. Al apagar la luz habían sido las culpables de sus sonrisas, noches y noches. Mil y una noches.
Pero ya no estaban. Mia se resignaba. ¿No quedaba ni un resto? ¿era imposible?. ¡Qué rabia! podían ser el alivio de esa noche.

La conversación de teléfono había sido el inicio de un alivio, que como ya sucedía de vez en cuando, acababa en.... ¿qué es lo contrario de alivio? ¿decepción? (Le parecía una palabra muy dura). No era decepción era... más bien, resignación. Algo así como la provocación de un efecto anti alivio.

Apago la luz, inconscientemente y lo vio. Un pequeño, pequeñísimo destello, posibilidad, no quería pensar que era la ilusión de verlo, su imaginación o su cabeza que, de nuevo, quería confundirla. En realidad, la daba igual. Ella lo había visto, pero eso no era suficiente, eso no la aliviaba.




Inciso: ... un bruja, una pócima, una posible encarcelada. un caballero andante.... ¿un cuento de princesas o una historia recurrente basada en hechos más o menos reales?

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