Digamos que todo es posible

"¡Claro que puede ser!" gritó Mia como si acabara de descubrir el mayor logro de la ciencia.  El problema era que se sentía muy real pero era muy ficticio.  "¿Real o ficticio?  ¡Espera! ¿Puede ser que todo lo que siento no sea real?". A Mia le empezaba a doler la cabeza, no era capaz de asumir que algo tan intenso fuera ficción y además, la situación más irreal por la que había pasado en mucho tiempo. "El cosquilleo es real y los escalofríos son exactos a cuando recibes los rayos del sol en una tarde de invierno", se planteaba. Mia mientras mordía la galleta en aquella nueva cafetería donde le había llevado Carla después de un largo día de trabajo pensó: ¿Era irreal, ficticio o es que jamás se había planteado estar en esa situación?. De repente Mia sintió algo nuevo, no lograba saber qué era, nunca había sentido eso, parecía muy real y muy intenso. "Te estás poniendo roja, Mia", le dijo Carla con una mirada cómplice. "¡Sí, lo noto!". Y Mia se dio cuenta de lo que pasaba, después no podían parar de reírse como puras adolescentes.





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