No soy bipolar

Un paquete de pañuelos, una botella de agua, una caja de ibuprofenos y como no, el ipod salvador. Esos eran los compañeros del día de Mia. Se habia levantado de la cama sin ganas, y sólo porque tenia que comer, pero la cama se había convertido en su lugar más deseado. A pesar de ello decidió no "engancharse" a la cama.
Decidió engancharse a las historias realistas y también imposibles de la televisión (y a la tableta de chocolate que la esperaba en el frigorifico). No paraba de pensar en si los días grises y lluviosos eran claves de los estados emocionales. En un par de horas su sonrisa había pasado a melancolia y sus ganas de fiestas se habían quedado en ganas de ser un gato hogareño frente a una chimenea.
Sabía lo que tenia y la gustaba. No era fácil de llevar y mucho menos de definir. Definir. Ya ves. Parecía que todo lo que hacía en la vida tenia que tener definición, explicación o porque. Ella lo había preguntado, consultado y deseado, pero no había merecido la pena.
Eso si, tenia claro que la bruja estaba de camino. No la gustaba su llegada pero igual la necesitaba.

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