Compañia

Los gatos callejeros siguen existiendo en las ciudades. Deambulan sin rumbo. Son animales olvidados. Maullan para avisar a la gente de que está allí. Al momento otro gato a lo lejos oye el aviso y decide responder, demostrando al primero que no está solo. Cuando pasa un rato, cientos de gatos maullan con un sonido similar y solitario.

Los gatos nunca fueron de la calle, ellos son más de ronronear en una mantita cerca de la estufa y de pasearse con elegancia por las casas. Mia sabía muy bien lo que era andar sin destino. Ese gato tuvo suerte, no era Audrey Hepburn pero no era mala elección.