Colores

La luz de la mañana empezaba a aparecer por la ventana de su habitación. Mia era una prolongación de sus sábanas, había abierto los ojos pero se negaba a levantarse. "5 minutos más, por favor". Cuando volvía a dormirse sintió como alguien se subía a su cama. "¡Buenos días, Mia!". Su sobrina pequeña se quedaba a comer. A Mia se le había olvidado por completo. - Mira, te traigo un dibujo. - ¡Qué bonito! , ¿pero tu sabes que el sol no es naranja? - Ya lo sé, pero para mi es más bonito así. Mia en ese momento recordó una frase que su abuela siempre la repetia y que la había servido en demasiadas ocasiones: ¿Estás segura de que las nubes son siempre blancas? Yo a veces las he visto de otro color.

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