Señales.

Hace días que Mia siente algo extraño. Era una especie de calma, sosiego y a la vez nerviosismo. Sentada en ese taxi se dedicaba a observar la ciudad de noche. "Tiene su encanto" pensaba. Leía los carteles, miraba como la gente caminaba, no era la misma ciudad de siempre tenía algo diferente. Y parece que todo aquello en lo que prestaba más atención la hacía pensar. "¿señales? ¿pero, eso existe?". Ya ves, que fácil es descifrar la ciudad cuando se tiene algo en la cabeza. Pero Mia nunca se había fiado demasiado de las señales. A pesar de eso, la obsesionaban. El problema era que siempre las veía demasiado claras. "¿Señales claras? ¡Eso si que es imposible!". Se encontraba en un dilema: ¿hacerlas caso o pasar de ellas?, ¿creer que eran reales o más bien aquello que ella necesitaba para llevar razón? y sobre todo, ¿cómo se actúa basándote en ellas?.
El taxi se paro en seco. El viaje había acabado y las señales (por una noche) también.

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