No hace falta nada más.

Sí, era demasiado tarde. Una nota pegada, literalmente, en el frigorífico era la única prueba de que Mia iba a retrasarse esa noche. Después de meses habia decidido continuar escribiendo el libro que llevaba años cogiendo polvo en la estantería de su habitación. En algún lugar de la ciudad propicio para las historías, las reflexiones y los aires frescos hallaría las ideas claves de un libro sobre el que nunca supo su destino. Sólo de una cosa estaba segura: "me he ido a la mierda. Volveré pronto."

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