Carta sin acabar
Mia cogió una par de folios y un bolígrafo. No sabía como empezar la carta, hacia años que no escribía una en condiciones, pero de repente le apetecía. Tampoco tenía claro el destinatario, iría surgiendo según escribiese la carta. Pensó en la estructura antes de ponerse a escribir. No tenía mucho misterio pero quería hacerlo perfectamente. Era la primera carta que mandaba después de toda la revolución tecnológica, tenía que ser la mejor carta del mundo. Sino no valdría la pena.
Sabía que ante todo tenía que ser lo suficientemente personal como para que quien lo recibiera lo apreciará de tal manera que la terminará guardando en una caja de cartón durante otros tanto años. Tenía un pequeño secreto que contar. Una minucia pero sorprendente detalle que había aparecido hace unos minutos y que por una extraña razón quería compartir con alguien más. Ya. Los secretos no se cuentan. Pero existen secretos que son mejores cuando se comparten. ¿Cuando compartes un secreto pequeño no se convierte en un gran secreto si queda entre dos personas? Mia a veces pensaba así. En ese momento se dio cuenta de a quien iba a enviar la carta. Sólo una persona comprendería la importancia de contar algo así en una carta.
Primero iba el día: 21.02.2011, después el inicio de la carta: Querido little planet. Algo formal pero también amistoso. "Estoy dispersa. Bastante dispersa. Y se que normalmente todo esto iría en mi diario, pero hoy no me apetece. Hoy prefiero que me escuches y te enteres de ese secreto. En realidad es bastante tonto pero ya sabes, tu me conoces, me emociono con cualquier cosa. Yo contigo siempre he sido sincera, hasta cuando no debía. Y tu siempre has estado ahí para escuchar mis paranoias y mis tonterías diarias. Por eso te lo cuento... pero por otra parte siento terror al escribir lo que llevo en mi cabeza (sobre todo sabiendo que alguien más lo va a leer). Hace unos minutos he oído un ruidito, pequeño y que a veces me molesta. Ese sonido ha sido la mejor melodía de mi día. Lo sé, lo sé, no me voy a emocionar, se que me lo dirías. Yo también te conozco (aunque tu no lo creas). ¿Sabes también qué? se que alguna vez te ha pasado...."
Mia paró un momento, estaba dando vueltas a lo mismo todo el rato. Así que corrió a por una galleta y una taza de cola cao caliente. Mientras esperaba a que el microondas acabará, se dio cuenta de que sabía perfectamente cual iba a ser la cara de quien lo iba a recibir:
Post - it: Disimula, las cosas saldrán mejor, apuntó y lo pegó en su armario.
Después releyó la carta, la guardó, se comió la galleta, bebió el tazón de leche y se fue a dormir.
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