Escalofrios

Mia observaba la cafetería como si de un estudio sociológico se tratará. Miraba y miraba a la gente que entraba, se sentaba, se quedaba de pie en al barra y salia del bar. Pero no llegaba a ningún patrón común. ¿Eran todos diferentes? Podía ser, pero ninguno parecía tener algo en común con ella. Eso es raro, ¿verdad?, pensaba.

No era la ciudad de siempre, ni la cafetería de todos los días. Y era normal. No estaba donde siempre. Se había ido algo más lejos. Sólo había dejado una nota: me desconecto del mundo por un día. Un cuaderno, el ipod y algo de dinero eran su manera de desconectar. Desintonizarse. Abandonar para sentir algo. Poco valiente pero con grandes porcentajes de éxito. 

Sin distracciones podía abandonar lo importante y observar lo que ocurría con mayor visibilidad y percepción. No buscaba a alguien similar pero seguía buscando. 

Intentaba percibir, saborear, tocar, respirar sin obstrucciones y dejar de suspirar. "¿Está ocupada?" "No" "Es imposible" "ya... pero así es la realidad" "En realidad no". Y se marcho. Mia se quedó con la palabra en la boca y un escalofrio le recorrió de la cabeza a los pies. 

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