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Nunca dejas de conocerte

Si analizaba exhaustivamente su vida, Mia no tenía nada de que quejarse. Había algunos detalles que al principio fueron graves y complicados, pero actualmente se habían convertido en una parte más de su día a día. Aún así tenía una sensación extraña que una vez al mes le hacía descender hasta lo más bajo de su bienestar. Ella creía que la solución era sencilla, pero era incapaz de encontrarla. En la última ocasión, la solución no le gustó nada. Fue un punto de inflexión, ahora sí tenía algo de que quejarse y se sentía bastante inestable. 

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