Sin palabras
Mia nunca supo que decir. Las palabras no salían de su boca pronunciadas. Su cabeza ideaba todo lo más inesperadamente contradictorio. Mia soñaba pero no creía. Mia realmente comenzaba a ver lo que ocurría a su alrededor y deseaba que todo aquello la hiciera sucumbir de una vez.
Mia suspiraba, se quejaba menos pero comenzaba a suspirar.
Un suspiro, un eningma, un nosequé, un...
Mía necesita vivir y ser libre.
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