Musas y Dioses

Una tarde cualquiera en un lugar cualquiera a cualquier hora. 
Mia estaba tumbada en el suelo de su habitación. No se encontraba estable en ningún sitio, y de allí no se podría caer. Abrió unos 5 libros sin conseguir engancharse a ninguno. Parecía que nada era lo suficiente bueno para ese día. Estaba siendo muy exigente. Buscando en la estantería, encontró algo que la llamó la atención. Era un libro que había estado allí siempre pero que en ese momento había aparecido ante sus ojos. Lo cogió y lo abrió por una página al azar. Historias de dioses, musas y animales mitológicos. ¡Qué pasada!, pensó. A pesar de todo, quería seguir siendo exigente y decidió que el destino la demostrará si realmente ese libro era la clave de su día. Para eso contó 22 lineas y comenzó a leer desde allí: "No me voy a justificar, porque no tiene sentido. Entiendo que no lo entiendas. Pero es difícil no sucumbirse ante los dioses."  
Paró en seco en cuanto llego al punto. No sabía si seguir. La daba pánico que el libro la llevará a una realidad demasiado verdadera. Conocía esa sensación, ese grado de intensidad, esa falta de control y ese nivel de irracional atracción. Ya lo había logrado con otras novelas, pero este le hacía sentirse mejor. Conseguía desenredar su cabeza y desenterrar a la original. Mia seguía sin decidir si seguir leyendo. Cerró el libro y preguntó en voz baja: ¿Me rescatas? Lo abrió de nuevo. Contó otras 22 líneas y leyó en voz baja la conversación de un dios y su sirviente: "-¿has observado alguna vez a una musa en acción? 
-me han hablado de ellas, pero no las he visto. 
-son increíbles. No te quedes a solas con ellas mucho rato o no sabrás vivir sin su presencia."

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