Reconstrucción

Y paso a paso Mia se reconstruía: llenaba la mesa de botellas, platos a rebosar de comida, gente dispar (y sin igual), migas de risas y vaciaba los vasos a grandes sorbos. 
Las reconstrucciones no son fáciles, cuestan bastante y no tienen duración exacta. Normalmente, se planean los inicios y se desconoce el final de ellas. En el caso de Mia todo venía de nuevas. Ella no sabía cuando empezaban pero, en cambio, sabría cuando habrían acabado. 

Un vez Mia caminaba bajo una lluvia tímida y lenta y mientras oía a los pájaros despertar, ella susurraba a todo volumen su instantánea libertad. Otras veces tan sólo un roce ocasional o un roce recordatorio de lo habitual hacía que se uniera - pieza a pieza - el puzzle existencial de la cautelosa Mia. Y otras con tan sólo la típica canción del Ipod, la noche significaba todo y empezaba tan tarde que se acoplaba con el final. 

Pero eso no importaba y Mia dormía como si diera igual que estuviera tronando fuera y el sonido se confundiera con los fuegos artificiales.

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