Llámalo agujero

- No estoy asustada pero tengo un agujero el estómago desde hace tiempo, ya sabes una sensación extraña. 
- ¿De quién te has enamorado ahora, Mia?
- ¡De nadie! Es un agujero tan privado y personal que me tiene hasta preocupada.
- Igual sólo tienes el estómago vacío. 
- Puede. Déjalo, no me quieres entender ...
- Vale, dejemos las bromas. Digamos que las mariposas se han ido. Los agujeros son destrucciones repentinas de algo anterior... pero lo positivo es que se pueden rellenar. 
- ¡Genial! ¿Tienes más galletas?
- Mia, concéntrate.
 - Ahora en serio, ni se te ocurra traer de nuevo a las mariposas. 
- Bien, entonces me lo pones difícil. Tendremos que buscar alternativas.
 ¿Te apetece un café? 

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