El Big Bang.

Y en el instante que leyó la décima página se dio cuenta del problema, pero no podía parar. Había llegado demasiado lejos, ¿por qué no continuar hasta el principio del final?. El principio de sus adicciones, vicios y deseos. Al final de su inocencia, de sus antiguas costumbres y de sus sueños imposibles. Inicio de impulsos irremediables, de objetivos placenteros y de destinos desconocidos (de esos que jamás había recorrido). Momentos que acababan con revoluciones de mariposas y con galletas de chocolate escondidas en el fondo de un cajón. Situaciones incomprensibles para muchos y lógicas para unos pocos.
Miles de canciones, de risas grabadas bajo las sábanas y de miradas escondidas bajo la almohada.
Algo así como el Big Bang, ¿sabes?.

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